La pesadilla de la casa propia
Por Ariel Cohen
Por una cuestión de prioridad del gasto público y
redireccionamiento social, pero sobre todo por la falta de recursos,
asumamos, el crédito para la vivienda está muy lejos de la agenda
pública.
Con hipocresía, la política cargó contra el sistema de
créditos UVA que puso en marcha el gobierno de Cambiemos. En la realidad de las
cosas reales, y con correcciones necesarias e indiscutibles, como
la actualización tope de las cuotas atadas a los ingresos, el mecanismo de
ajuste del capital puesto en juego es un esquema que llegó para quedarse. O
cuando se decida poner en marcha nuevamente. Reconocido -eso sí, en voz
baja- por el propio Gobierno.
Es cierto que la preocupación pega por el lado de
las clases medias urbanas, que como se dijo, están fuera del
radar del oficialismo.
En cualquier caso, siempre vale levantar la vista de nuestro
hueco provinciano para mirar qué hacen nuestros vecinos. En ese plan rescaté
días atrás este gráfico lapidario sobre nuestra situación de
la cuenta @arg_endatos sobre la incidencia del crédito hipotecario en distintos
países.
Lo realizó el mayor especialista en la cuestión, Federico
González Rouco (@FGRouco), quien investigó el mercado inmobiliario primero y
luego participó del diseño de los préstamos UVA.
En el gráfico se ve que la curva argentina sólo repuntó en
2018/2019 cuando aparecieron los UVA. El Banco Nación no logra terminar de
tejer un producto para introducir al mercado, y solo apuntó a un público muy
concreto y pequeño.
¿Habrá que esperar a otro año impar de elecciones para
que se recupere el crédito hipotecario?
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